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  1. Para que yo me llame Ángel González, para que mi ser pese sobre el suelo, fue necesario un ancho espacio y un largo tiempo: hombres de todo el mar y toda tierra, fértiles vientres de mujer, y cuerpos y más cuerpos, fundiéndose incesantes en otro cuerpo nuevo.

  2. “Para que yo me llame Ángel González” Para que yo me llame Ángel González, para que mi ser pese sobre el suelo, fue necesario un ancho espacio y un largo tiempo: hombres de todo el mar y toda tierra, fértiles vientres de mujer, y cuerpos y más cuerpos, fundiéndose incesantes en otro cuerpo nuevo. Solsticios y equinoccios alumbraron ...

  3. Para que yo me llame Ángel González, para que mi ser pese sobre el suelo, fue necesario un ancho espacio: y un largo tiempo: hombres de todo mar y toda tierra, fértiles vientres de mujer, y cuerpos: y más cuerpos, fundiéndose incesantes: en otro cuerpo nuevo. Solsticios y equinoccios alumbraron: con su cambiante luz, su vario cielo,

  4. Jan 12, 2008 · Para que yo me llame Ángel González, para que mi ser pese sobre el suelo, fue necesario un ancho espacio y un largo tiempo: hombres de todo el mar y toda tierra, fértiles vientres de mujer, y cuerpos y más cuerpos, fundiéndose incesantes en otro cuerpo nuevo. Solsticios y equinoccios alumbraron con su cambiante luz, su vario cielo,

  5. Sep 6, 2019 · Para que yo me llame Ángel González, para que mi ser pese sobre el suelo, fue necesario un ancho espacio. y un largo tiempo: hombres de todo el mar y toda tierra, fértiles vientres de mujer, y cuerpos. y más cuerpos, fundiéndose incesantes. en otro cuerpo nuevo.

  6. Para que yo me llame Ángel González, para que mi ser pese sobre el suelo, fue necesario un ancho espacio. un largo tiempo: hombres de todo el mar y toda tierra, fértiles vientres de mujer, y cuerpos. más cuerpos, fundiéndose incesantes en otro cuerpo nuevo.

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  8. Para que yo me llame Ángel González, para que mi ser pese sobre el suelo, fue necesario un ancho espacio y un largo tiempo: hombres de todo el mar y toda tierra, fértiles vientres de mujer, y cuerpos y más cuerpos, fundiéndose incesantes en otro cuerpo nuevo. Solsticios y equinoccios alumbraron con su cambiante luz, su vario cielo,