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El cuento termina con una revelación atroz: las culpables del miedo que la consume son su madre, su tía y su hermana, que la han ofrecido como víctima propiciatoria en aquel encuentro con la curandera.
Oct 21, 2024 · En un momento de confusión y oscuridad, Adela desaparece tras una puerta que luego no pueden abrir. Pablo y Clara huyen de la casa y alertan a sus padres y a la policía. Sin embargo, cuando los adultos investigan la casa, afirman que está vacía y en ruinas, sin habitaciones ni puertas interiores.
Y, del segundo libro, la mujer que “se reía y la luz dejaba ver que le sangraban las encías”, en “El chico sucio”; o la amistad entre tres niños explicada así: “nos hicimos amigos de ella, mi hermano y yo, porque Adela tenía un solo brazo”, en “La casa de Adela”.
Los nuevos autores hispanoamericanos parecen haberse desprendido de esta sutileza, introduciendo elementos fantásticos –en el caso de Mariana Enríquez son paranormales, sobre todo– sin complejos ni medianías. Así procede Mariana Enríquez en cuentos como “El desentierro de la angelita”.
La protagonista cuenta que a ella no le dejaban ver las películas de terror. Un día pasaron por una casa fea, abandonada y la madre saltó de miedo. Adela y el hermano mayor querían entrar, se morían por descubrir que había dentro de la casa. Una noche lo hicieron.
No salí corriendo porque no quería que mis hermano y Adela se burlaran de mi, pero tenía ganas de escapar hasta mi casa, hasta mi mamá, de decirle tenés razón, esa casa es mala y no se esconden ladrones, se esconde un bicho que tiembla, se esconde algo que no tiene que salir.
No salí corriendo porque no quería que mi hermano y Adela se burlaran de mí, pero tenía ganas de escapar hasta mi casa, hasta mi mamá, de decirle sí, tenés razón, esa casa es mala y no se ...