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Salomé dijo: ¿Quién eres tú, hombre? Como mandado por alguien, te tendiste en mi cama y comiste de mi mesa. Jesús le ha dicho: Soy quien viene de la igualdad. A mí se me han dado de las cosas de mi Padre. Salomé dijo: Soy tu discípula.
Salomé es una figura intrigante y multifacética en la Biblia. A través de ella, vemos tanto el poder de la fe y el amor familiar, como los peligros de la ambición y la sed de poder. El papel de Salomé en la historia bíblica nos enseña valiosas lecciones sobre la importancia de nuestras decisiones y el impacto que pueden tener en la vida ...
La vida de Salomé en los versículos bíblicos nos enseña varias lecciones importantes: 1. Las consecuencias del orgullo y la venganza: Salomé, influenciada por la amargura de su madre Herodías, pidió la cabeza de Juan el Bautista. Cegada por el orgullo y la venganza, causó un gran mal.
Con el corazón encogido Salomé consoló a Jesús y a su madre. Tal vez en estas lágrimas aprendió e interiorizó en su corazón que el verdadero servicio es el amor y la misericordia, incluso por encima del sufrimiento y la muerte.
Y así, con ese toque salvador, la mujer fue sanada: recuperó la salud, pero sobre todo ganó la fe. Desde cierto punto de vista, Salomé fue la primera incrédula en convertirse frente a Jesús.
La tradición la ha convertido en símbolo de perversidad y lujuria. Hoy presentamos a Salomé, la hija de Herodías, que en los Evangelios se hizo famosa por su baile en presencia de Herodes Antipas y por haber alcanzado de su madre, casi como trofeo, la cabeza de Juan el Bautista.
La Salomé justa era la esposa de Zebedeo (Mateo 27:56), madre de los discípulos Jacobo y Juan, y seguidora de Jesús. Esta Salomé fue la que se acercó a Jesús con la petición de que sus hijos se sentaran en lugares de honor en el reino (Mateo 20:20-21).