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La tercera parte contiene una serie de preguntas sobre la vida, el amor y el sufrimiento para después pasar a presentarlo en su plenitud de cisne del Tajo -como un nuevo rayo de luna por su blancura-, hermanado con Garcilaso y hermanándose el mismo Miguel Hernández con él.
Apr 10, 2019 · La poesía de Bécquer es principalmente, pasión, emoción y sentimiento. Es una poesía marcada por el amor y el deseo, por las ansias de alcanzar lo inalcanzable, pero también por la soledad y el dolor, con paisajes oscuros y nieblas que se confunden con el ánimo del poeta.
El historiador Joan Estruch Tobella afirma que Gustavo Adolfo Bécquer nunca estuvo en Cataluña, aunque por estos años compuso dos leyendas ambientadas allí: en 1861 escribió la leyenda La Cruz del diablo, ambientada en Bellver de Cerdaña, y en 1862 escribió Creed en Dios, sobre un señor feudal que comete todo tipo de abusos y que es castigado por Dios. [113] Como la descripción que ...
Bécquer refleja esta pugna entre el apego al ideal soñado y la actitud escéptica en numerosas rimas y en varias de sus le yendas. Las tres primeras estrofas de la rima XV la acercan a la XI con la exaltación de la amada inalcanzable, perpetuamente perseguida como símbolo de un mundo más perfecto.
- Amor Eterno
- Rima I
- Rima V
- Rima X
- Rima XV
- Rima LXXVII
- Rima XL
- Rima Liv
- Rima LXVI
- Rima LXVII
Podrá nublarse el sol eternamente; Podrá secarse en un instante el mar; Podrá romperse el eje de la tierra Como un débil cristal. ¡todo sucederá! Podrá la muerte Cubrirme con su fúnebre crespón; Pero jamás en mí podrá apagarse La llama de tu amor.
Yo sé un himno gigante y extraño que anuncia en la noche del alma una aurora, y estas páginas son de ese himno cadencias que el aire dilata en las sombras. Yo quisiera escribirle, del hombre domando el rebelde, mezquino idioma, con palabras que fuesen a un tiempo suspiros y risas, colores y notas. Pero en vano es luchar, que no hay cifra capaz de e...
Espíritu sin nombre, indefinible esencia, yo vivo con la vida sin formas de la idea. Yo nado en el vacío, del sol tiemblo en la hoguera, palpito entre las sombras y floto con las nieblas. Yo soy el fleco de oro de la lejana estrella, yo soy de la alta luna la luz tibia y serena. Yo soy la ardiente nube que en el ocaso ondea, yo soy del astro errant...
Los invisibles átomos del aire en derredor palpitan y se inflaman, el cielo se deshace en rayos de oro, la tierra se estremece alborozada. Oigo flotando en olas de armonías, rumor de besos y batir de alas; mis párpados se cierran… ¿Qué sucede? ¿Dime? ¡Silencio! ¡Es el amor que pasa!
Cendal flotante de leve bruma, rizada cinta de blanca espuma, rumor sonoro de arpa de oro, beso del aura, onda de luz: eso eres tú. Tú, sombra aérea, que cuantas veces voy a tocarte te desvaneces ¡como la llama, como el sonido, como la niebla, como el gemido del lago azul! En mar sin playas onda sonante, en el vacío cometa errante, largo lamento de...
Dices que tienes corazón, y sólo lo dices porque sientes sus latidos. Eso no es corazón…; es una máquina, que, al compás que se mueve, hace ruido.
Su mano entre mis manos, sus ojos en mis ojos, la amorosa cabeza apoyada en mi hombro, Dios sabe cuántas veces con paso perezoso hemos vagado juntos bajo los altos olmos que de su casa prestan misterio y sombra al pórtico. Y ayer… un año apenas, pasado como un soplo, con qué exquisita gracia, con qué admirable aplomo, me dijo al presentarnos un ami...
Cuando volvemos las fugaces horas del pasado a evocar, temblando brilla en sus pestañas negras una lágrima pronta a resbalar. Y, al fin, resbala y cae como gota de rocío al pensar que cual hoy por ayer, por hoy mañana, volveremos los dos a suspirar.
¿De dónde vengo?… El más horrible y áspero de los senderos busca; las huellas de unos pies ensangrentados sobre la roca dura; los despojos de un alma hecha jirones en las zarzas agudas, te dirán el camino que conduce a mi cuna. ¿Adónde voy? El más sombrío y triste de los páramos cruza, valle de eternas nieves y de eternas melancólicas brumas; en do...
¡Qué hermoso es ver el día coronado de fuego levantarse, y, a su beso de lumbre, brillar las olas y encenderse el aire! ¡Qué hermoso es tras la lluvia del triste otoño en la azulada tarde, de las húmedas flores el perfume aspirar hasta saciarse! ¡Qué hermoso es cuando en copos la blanca nieve silenciosa cae, de las inquietas llamas ver las rojizas ...
Cendal flotante de leve bruma, rizada cinta de blanca espuma, rumor sonoro. de arpa de oro, beso del aura, onda de luz, eso eres tú. Tú, sombra aérea que cuantas veces.
Este poema es una de las “Rimas” de Gustavo Adolfo Bécquer, el poeta más importante del Posromanticismo español (segunda mitad del XIX). En particular, este poema pertenece a la segunda parte de las “Rimas”, en las que el poeta ofrece una visión idealizada y exaltada del amor.